Skip to content

Exposiciones

Taller de composición para bailarines

Libre y confinada

 

 

Contaremos una historia desde la tradición del flamenco, descubriremos qué puede contar una soleá o una seguiriya más allá de su estilo o forma y cómo puedo conectar con mi necesidad expresiva.

¿En qué te has inspirado para esta exposición?

Me dejé llevar por las imágenes de animales y mujeres que me venían a la cabeza, dependiendo de cómo me sentía y de lo que estaba viviendo. Me encanta no premeditar nada y ver qué necesito contar en cada momento para descubrir poco a poco lo que mi inconsciente pinta…

“Pintar en este tiempo ha sido mi válvula de escape para seguir
sintiéndome viva”
Sonia Libre presenta la exposición “Libre y Confinada”

¿Por qué Libre y Confinada?

Simplifica lo que he vivido en el confinamiento. Una sensación de estar atrapada pero a la vez ser libre por unos instantes cuando me dejaba llevar por la imaginación. Pintar en este tiempo ha sido mi válvula de escape para seguir sintiéndome viva, para poder inventarme un mundo diferente al que estaba viviendo e imaginarme que cada día estaba teñido de un color que no fuera el gris. Como todos, tuve que aceptar mi encierro, y al mismo tiempo embarcarme en un encierro personal que necesitaba explotar de alguna manera, aunque fuera haciendo pequeñas acuarelas de animales salvajes y libres y mujeres que pueden mirar las estrellas a lo lejos. Mi cuerpo enmudeció por primera vez en mucho tiempo. Fue obligado a callar, y después se fue
acostumbrando, hasta que desaparecieron por completo las ganas de bailar. Me dio mucho vértigo, pero también lo acepté y eso me ayudó a descubrir a todas esas criaturas imaginarias que habitaban dentro de mí y que querían manifestarse.

¿Qué fue primero, la Sonia bailaora o la Sonia pintora?

Desde que era niña siempre me encantó bailar y pintar, pero es verdad que no lo desarrollé de manera profesional al mismo tiempo. Quise ser bailaora profesional desde que era muy niña, y en cambio pintar siempre ha estado conmigo aunque no lo
haya estudiado nunca. Ha sido un lugar de desconexión total del mundo, independientemente de hacerlo de una forma profesional o no.

¿En qué te has inspirado para esta exposición?

Me dejé llevar por las imágenes de animales y mujeres que me venían a la cabeza, dependiendo de cómo me sentía y de lo que estaba viviendo. Me encanta no premeditar nada y ver qué necesito contar en cada momento para descubrir poco a poco lo que mi inconsciente pinta. Sorprendentemente, cuando vi todas las pinturas una tras otra en orden cronológico, me dí cuenta de que representan una evolución personal muy bestia, nunca mejor dicho.

Primero nacieron las ballenas que son como un monstruo interior, las cuales representan una parte muy importante en esta exposición, ya que para salir de un confinamiento y ser realmente libre, has de aceptar tus monstruosidades, dejarte engullir por ellas como la ballena que engulle a Pinocho, a Jonás en uno de los mitos de la Biblia y a mí en mis dibujos.
Después vinieron las lechuzas, la sabiduría de la noche que necesitaba para crecer. Caballitos de mar que se abrazaban en busca de un amor incondicional, elefantes que me protegían con su grandeza y despertaban la intuición, lobos que me devolvían a la oscuridad y peces que me sacaban de ella nadando. Finalmente, todos esos animales se fueron convirtiendo en mujeres que necesitaban mirar el universo, con todos sus
colores, con su luz y con su oscuridad. Me sorprendió también ver juntos todos los dibujos de mujeres, eran una secuencia de movimiento que bailaba por mí y expresaba las palabras que mi cuerpo no podía expresar en ese momento. Cuando me convertí en mujer pude dibujar por primera vez el beso, el abrazo de una pareja incondicional que se conecta con las constelaciones.
Esto creo que es una de las tantas cosas maravillosas de poder crear, ver que detrás de una forma que todos podemos reconocer aparentemente, se esconden muchísimas cosas que te pueden enseñar, que te pueden hacer sentir viva pase lo que pase.

Además de bailaora y pintora eres actriz. ¿Cómo se relacionan todas tus vertientes
artísticas?

Para mi todos somos todo, y a la hora de expresar da igual el lenguaje. Si te entregas a ello sin ocultar lo que más temes, sin ocultar lo que no quieres que nadie sepa de ti, dejándote llevar, no importa de qué manera lo expreses porque siempre genera algo en ti y en los demás. Cada disciplina se retroalimenta: actuar me hace estar en el aquí y el ahora, con el mundo presente, la pintura me ayuda a viajar y el baile me transforma, transforma mi cuerpo.

¿Cómo te planteas tu carrera artística en estos tiempos de pandemia?

Pues no pienso dejar de hablar con mi cuerpo, con mi voz o con mi imaginación. En estos tiempos de “distancia social” más que nunca necesitamos expresarnos, tocarnos, sentir cómo habla nuestro cuerpo, inventar con la imaginación otra realidad para llenarnos de ilusión. Tengo la esperanza de que nuestra profesión se revalorice. A veces de los peores momentos surgen las mejores oportunidades, y esto no es una de esas frasecitas hechas de auto-ayuda barata. Sea como sea, toda la falsedad, destrucción e inconsciencia en la que vivimos ha explotado y si estás un poco despierto, quizás puedes replantearte todo, darte cuenta de que hace mucho que no das un abrazo, o de que hace mucho que no te echas un baile, o de hace muchísimo que no ríes viendo un monólogo, o no te vuelves loco poniéndote música. Son cosas que cuando eres pequeño simplemente las haces, y es “normal”, pero cuando creces eres “anormal” por dedicarte a algo que tenga que ver con eso, porque “lo normal” es vivir desconectado de lo que es natural en ti.

Háblanos de la performance que inaugurará tu exposición, y de tu relación artística con Raúl Beatmac.

La performance es un extracto del espectáculo “El Sonido de mi Locura” dirigido por Raúl Beatmac y estrenado recientemente en New York. Para mí tiene mucho que ver con las pinturas, sobre todo con las ballenas, con el sonido de esos monstruos, con el
sonido de la locura. Raúl y yo vivimos un proceso de creación en el cual nos preguntamos cómo suena cualquier cosa y descubrimos el deseo de escuchar desde cada milímetro del cuerpo y descubrir nuestros órganos en un paisaje sonoro y visual.
Trabajar con Raúl tiene que ver entre otras muchísmas cosas con improvisar, confiar, reírte de tus errores para descubrir en ellos una oportunidad, descubrir que tus mayores defectos, en escena pueden ser un regalo porque te hacen humano, y eso es una conexión directa con el público.
En realidad nadie quiere ver algo inalcanzable, todos necesitamos identificarnos. Raúl una vez me dijo después de verme bailar que era precioso ver mi inseguridad, que me hacía estar viva. Es de las cosas más bonitas que me han dicho jamás. Creo que al lado de Raúl sólo he crecido.

Y ahora… Las preguntas de rigor Si no fueras artista, ¿qué profesión hubieras escogido?

¡Me gustan tantísimas cosas! A día de hoy me encanta formarme en todo lo que tiene que ver con el cuerpo, el estudio del movimiento consciente como el Feldenkrais, la fisioterapia y todo lo que tenga que ver con ayudar a través de lo físico, entonces
seguramente si no hubiera bailado sería fisio o algo así.

¿Qué obra/libro/película/disco te llevarías a una isla desierta?

Buff, ¡¡qué dificil elegir!! Quizás un disco de Prince, para estar bien animada.

Para ti, ¿quién es Lola, la misteriosa mujer imagen de nuestra cueva?
Hombre, automáticamente lo primero que me viene es la imagen de esa gran Lola Flores tan inspiradora.